A lo largo de esta columna hemos ido tratando de reconocer a los personajes y
personalidades de nuestra ciudad; claro está, a los que corresponden a nuestros
recuerdos y generación, y, sin duda una dama que se ha ganado el derecho a ser
reconocida como una personalidad de la música tacneña es doña Rosario Angela
Helfer Valcarcel, conocida por todos nosotros como Charito Mistral.
¿Quién en
Tacna no ha escuchado de Charito Mistral, aquella mujer de cabello corto, de
ojos chinitos, sonrisa pícara y voz descomunal?
Aquella que nació cantando y que
con tan solo cuatro años iba canturreando las estrofas de una vieja marinera
norteña que dice “yo soy el huaquero viejo que vengo de sacar huacos, de la
huaca más arriba, de la huaca más abajo”. Llegó a Tacna a los ocho años, traída
por su padre desde el puerto de Ilo, lugar de su nacimiento, a fin de que
estudie en nuestra ciudad. Desde entonces, abandono el gentilicio de ileña y se
declaró hija de Tacna, convirtiéndose esta ciudad en el gran escenario de su
vida, aquel que la viera intentar una y otra vez hacer lo que más le gusta:
cantar; después de todo, había nacido para ello. En ese camino, mucho ayudo la
destacada maestra tacneña, pianista y compositora Leontina Laura Marin, quien
fuera su profesara de primaria. A pesar de ello, Charito Mistral nunca recibió
formación de canto, sino que fue su oído el afinador de las notas de su voz.
Pocos saben que Charito Mistral, debe su nombre artístico a un hecho tan
sencillo como la marca del desodorante Mistral, que se cruzó en su mirada
mientras se preguntaba cuál sería el nombre que ella escogería para hacerlo
brillar o al menos intentar lograrlo. Así, nació Charito Mistral, nombre que
además la evoca al arte, pues sostiene tener algo de poeta, de cantante y de
loca. Con tan solo 28 años se presentó en el recordado programa televiso
Trampolín a la Fama de Augusto Ferrando, interpretando maravillosamente el tema
“idolatría”, que ella, ya con su personal estilo, hizo brillar en aquel
escenario. Por suerte existe registro audiovisual y que se convierte en una joya
de nuestra corta historia musical criolla. Así, la mujer que recibiera la posta
musical de la voz de oro de Tacna, Iris Rojas, comenzaría un largo camino que la
llevo a ganarse el corazón de todos los tacneños y del recordado Arturo “el
Zambo” Cavero, su padrino como él le pidió lo llame. Charito Mistral evoca lo
mejor de mi juventud, aquella en donde solíamos ir a cuanta verbena de facultad
escuchábamos que iba a cantar. Ahí donde ella estaba, procurábamos estar, pues
disfrutar de su voz se convirtió en una especie de tradición de nuestra época.
La música criolla va muriendo en muchos sectores de nuestra sociedad, pero
mientras existan mujeres como Charito Mistral, siempre habrá la esperanza de
poder resguardarse entre sus interpretaciones, pues ¿quién no ha conmovida sus
fibras más íntimas al escucharla interpretar canciones como “cuando llora mi
guitarra” o “Odas a Miguel Grau? Estoy seguro de que muchos de mi generación
hemos disfrutado y disfrutamos de su voz. A ella le debemos nuestro
agradecimiento y la alegría de saber que tenemos a una cantante de su talla y
calidad. Hoy por suerte es posible encontrar sus diversas presentaciones en las
diferentes redes sociales y disfrutar de sus temas, entre ellos, el del
compositor Beto Ramos, titulado “Basta ya”, compuesto en plena pandemia y que
está destinado a ser un éxito musical. Charito Mistral es la voz de Tacna. Por
ello merece el reconocimiento necesario y la oportunidad de seguir grabando sus
temas, de legarnos un repertorio de sus canciones y de ocupar el lugar que en la
cultura tacneña merece. Desde este pequeño espacio no hacemos más que darle
gracias a Charito Mistral por su voz, su arte y por esa sonrisa que nos brinda,
aunque a veces, como todo artista, lleve una pena en el alma. Yo aún tengo
pendiente en mi lista de deseos escucharla cantar un día en mi cumpleaños.
Mientras ello ocurra descansaré tranquilo, sabiendo que he cumplido mi deber de
reconocer el trabajo de esta gran mujer.
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