LA SUNEDU EN EL BANQUILLO DE LOS ACUSADOS
Artículo públicado en diario "Sin Fronteras". Edición Tacna 31.12.2019
Desde hace un tiempo atrás, la
Superintendencia Nacional de Educación Universitaria, se encuentra en el
banquillo de los acusados. Para muchos, entre los que me incluyo, se viene
juzgando al inocente en lugar del acusado. De qué se le acusa, de haber denegado
-hasta el momento- el licenciamiento de 28 universidades peruanas, entre ellas
públicas y privadas.
No pretendo dar tribuna a los argumentos
de quienes, con opiniones viscerales, pretenden desacreditar el trabajo de esta
institución, pues sin duda han tenido y tienen la tribuna que necesitan. En
cambio, me remitiré únicamente a poner a
su disposición información que le permita crear una opinión sensata sobre
nuestra realidad universitaria y el trabajo que viene realizando la SUNEDU.
Para ello, y lejos de dar una opinión subjetiva, me
limitaré a sintetizar la información que a través de su informe bienal (2018)
nos brindó la SUNEDU respecto de la realidad universitaria peruana.
A fin de entender que está pasando es
necesario tener claro algunos conceptos, de forma que partamos estableciendo
que la labor de la SUNEDU es la de ser la encargada del licenciamiento y
supervisión del servicio educativo superior universitario, y de la
fiscalización del uso de los recursos públicos y beneficios que son otorgados a
las universidades para fines educativos y de mejoramiento de la calidad.
Tal supervisión es ejercida a través de
la vigilancia del cumplimiento de tres objetivos, que deberían cumplir las universidades
en el Perú, que son: formar trabajadores
más productivos, generar mayor innovación, y fomentar valores democráticos y de
fortalecimiento institucional. Llegado a este punto, podemos formularnos la
siguiente pregunta: ¿Están las universidades cumpliendo dichos objetivos?
Es probable que su respuesta sea un
rotundo “no”. Después de todo, gran parte de los tacneños critican el mal
servicio que brindan los profesionales de la salud, justicia, educación, entre
otro; y, que son en su mayoría brindados por profesionales egresados de
nuestras universidades locales. Respecto a la innovación es probable que no la
tengamos claro. Eso nos demuestra que poco o nada se ha hecho, por lo menos que
sea de conocimiento general. Finalmente, si de valores y fortalecimiento
institucional hablamos, el 2019 nos trajo a los “Limpios de Tacna”, que involucro no solo a profesionales de
nuestra localidad sino incluso a nuestra más representativa institución: La comuna
local.
La regla nos dice que “una Universidad
que recluta a los mejores estudiantes y les provee de los mejores recursos
materiales y humanos, será por naturaleza de excelencia”. Sin embargo, la
SUNEDU nos muestra, en el caso de la Universidad Alas Peruanas, al haber sido la última en recibir la denegatoria de
licenciamiento, que de 28. 607 postulantes
(a nivel nacional) que tuvo la
universidad en el año 2016, ingresaron 27. 389, de forma tal que el 96% de los
postulantes aprobó el examen de ingreso e iniciaron su formación profesional.
Nace aquí, la segunda interrogante: ¿están las universidades peruanas
reclutando los mejores recursos humanos? Sin duda que los números nos demuestran
que no. Dado que, sin el menor problema, aquellos que fueron pésimos
estudiantes, pueden llegar a ser -en el futuro- el profesor, médico o abogado
al que usted tenga que recurrir.
Esto último es fácilmente demostrable,
dado que para el 2016 el ranking de las universidades con más titulados lo
encabezaron las universidades: Inca Garcilaso de la Vega, Cesar Vallejo y Alas
Peruanas. De las cuales, solo la segunda logró su licenciamiento.
Un dato final: tan solo en el 2015 las
universidades privadas obtuvieron un ingreso cercano a los 7. 700 millones de
soles, de los cuales solo 242 millones fueron invertidos en investigación y
desarrollo en favor de sus localidades. Lo demás se invirtió en crear
infraestructura para nuevas carreras, que lejos de perseguir el desarrollo y la
necesidad de la localidad, fueron creadas en su mayoría por razones de
marketing o carreras de moda.
En conclusión, es probable que, como
todo organismo público o privado, la SUNEDU no sea perfecta, pero de ahí a pretender
señalar que su búsqueda de la calidad educativa universitaria atente contra los
miles de estudiantes de las universidades a las que se les ha negado el licenciamiento,
resulta realmente delirante. La SUNEDU atenta, sí, pero en contra de los
proxenetas de la educación que sacrificaron calidad por cantidad.
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