HIJOS DE LA DEMOCRACIA

Hace unos días el expresidente del Tribunal Constitucional (TC), Carlos Mesía encendió las redes sociales al señalar ante la comisión de constitución del parlamento, sobre el proyecto de reforma constitucional que propone el adelanto general de las elecciones para el 2020, que “el pueblo tiene derecho a elegir, pero ese derecho también está limitado por la Constitución. El pueblo tiene derecho a elegir solo cada cinco años”. Finalmente, acotó: “Ustedes no tienen que hacerle caso al pueblo porque el pueblo no sabe lo que es el bien común. Los políticos saben lo que es el bien común. Y el bien común es que las instituciones prevalezcan”.
Aquellas expresiones despertaron la ira de los opinólogos y, las cosas podrían haber llegado a más si “los saqueadores de Ilabaya” no hubieran llegado a calmar las aguas y a llevarse, como parece hicieron con el dinero de las arcas de Ilabaya, toda la atención de los ciudadanos. La noticia parecía ser un refrito, una copia exacta de los limpios de Tacna, una imitación burda, la versión del valle del éxito rotundo de los cochinos de Tacna, como en realidad debió llamársele a esta organización criminal.
Pero la corrupción de nuestras autoridades es pan de cada día. Lo que en verdad llamo mi atención es la frase “ustedes no tienen que hacerle caso al pueblo porque el pueblo no sabe lo que es el bien común”. 
Es comprensible que para muchos aquello resulte descabellado, inverosímil; sin embargo, la frase vertida por el constitucionalista no es moneda corriente sino una conclusión dura pero con muchos aspectos ciertos, que no implican solo al campo político sino el jurídico, histórico, social, filosófico, etc.
¿Alguna vez se ha preguntado si la democracia es el mejor sistema de gobierno? El sistema que defiende la soberanía del pueblo y el derecho del pueblo a elegir y controlar a sus gobernantes. El gobierno de las multitudes al que se refería platón. Se pregunto ¿si es el mejor sistema aquel que permite que tengamos las autoridades que tenemos? El sistema que respalda a los congresistas conocidos, no por sus nombres, sino por sus aficiones delincuenciales. El que permite que cualquiera en este país pueda gobernar y representarnos, que los congresistas cambien las leyes a su favor para ir menor tiempo a la cárcel o el que permite que las AFP hagan los lobbies que les favorezcan. 
La voz del pueblo no es necesariamente la voz de Dios. Si yo quisiera ser demócrata, le preguntaría a mis hijos que es lo que quieren hacer y les permitiría que hagan lo que quieran: no ir a la escuela, no limpiar su cuarto, comer y beber todo lo que deseen, etc. Pero ello no sería un buen gobierno, sería un desgobierno. 
Los dos grandes libertadores: Bolívar y San Martin, tenían un punto político que los separaba: para Bolívar el poder debía ser del pueblo para el pueblo; mientras que para San Martin los peruanos no estaban preparados para gobernarse solos. Al final del camino, bolívar comprendió que no bastaba con la libertad, sino que la gente no se encontraba preparada para gobernarse por sí sola, para conducir el camino de un estad o siquiera del pueblo. La gente necesita quien la gobierne, concluyeron con resignación.


El Perú ha atravesado a lo largo de su historia virreinal y republicana diversos tipos de gobierno: monarquía, dictaduras, militarismos, plutocracias y democracias; todas con una lección dura que aprender. 
La democracia no es el mejor tipo de gobierno, pero es el menos peligroso concluyen muchos estudiosos. Hay tres tipos de democracia: la representativa (cuando las decisiones son tomadas por personas escogidas por el pueblo como sus representantes); participativa (cuando se organiza políticamente y permite a sus ciudadanos asociarse y participar de las decisiones públicas; y,  directa (cuando las decisiones son tomadas directamente por los miembros del pueblo, mediantes plebiscitos y referéndums. 
La democracia será peligrosa en cuanto su representación se mantenga en manos de pillos desvergonzados, en cuanto el pueblo se mantenga ignorante, inerte, parasitario. La última década nos ha mostrado a un pueblo peruano luchando por sus derechos en las calles, pero escogiendo siempre a los peores representantes  a cambio de unos centavos, tápers o almanaques. 
La democracia nos ha pegado una cachetada en la cara y nos ha embarrado al peor Congreso de la historia del Perú, y si fuera poco, a las peores autoridades locales y regionales, representados en saqueadores, limpios o cochinos de Tacna.  
Los hijos de la democracia se han dedicado unos a robar y otros a dejarse robar. 





Comentarios

Entradas populares de este blog

AL MAESTRO CON CARIÑO: PROFESOR NATALIO MAMANI

IGNACIA ZEBALLOS TABORGA. MADRE DEL SOLDADO BOLIVIANO

FELICIANO VIZCARRA CUAYLA. MUERTE EN EL ARUNTA: HISTORIA DE UN FUSILAMIENTO EN TACNA